Sin pedir permiso

Ariel Maceo


Ese discurso de que no le puedo decir a nadie dentro de Cuba que pelee por su libertad, porque yo no estoy allá, es una de las acciones más manipulables y bajas que se puedan usar contra alguien que vive en el exilio. 

De hecho, cada vez que yo escucho a alguien decirme que vaya a Cuba a pelear, que me alce en la Sierra, esa persona para mí pierde toda credibilidad. Porque yo no vine a este mundo a pelear por la libertad de esa persona, vine a pelear por la mía propia y sin embargo elijo pelear por la libertad de todos.

Además si yo me quedara callado en el exilio, sin decirle a los de Cuba lo que hay que hacer, si me quedara callado y dejara de denunciar las violaciones de derechos humanos de la dictadura, pues los de dentro de Cuba entonces deberían pelear contra el régimen y pedir por su libertad no? 

Sin embargo la mayoría no lo hace.

¿Entonces que sucede aquí? ¿Yo me tengo que quedar callado y no denunciar las atrocidades del régimen, ni pedir un levantamiento popular contra el régimen, ni pedir la libertad de los presos políticos, ni pedir derechos civiles para todos los cubanos porque ya no estoy allá? 

¿Me quedo viendo cómo la mayoría de la gente en Cuba no habla ni hace nada por su libertad en gran medida por la represión? 

¿Me tengo que quedar callado porque una vez que llegué al exilio perdí mi derecho a soñar con un país normal? Na, Eso es para el bobo.

¿Se dan cuenta de quién es el único beneficiado aquí?

Si los de Cuba no pueden hablar por culpa de la represión que sufren y los del exilio no pueden hablar por una supuesta moral que alguien inventó. ¿Saben quién es el único ganador en esa contienda? La dictadura comunista de Cuba.

Y digo algo más, ¿ustedes saben quiénes fueron los primeros en tratar de meterme el bicho en el cuerpo de que los del exilio no tenían derecho a exigirle nada a los de dentro? Los agentes de la Seguridad del Estado.

Todo ese discurso del que empuja no se da golpes, me llegaba en cada interrogatorio al que era sometido.

¿Saben por qué? Porque ese discurso simplista y nostálgico forma parte de todo el entramado de ingeniería social al que hemos sido sometidos. 

Ese discurso es una trampa y no tiene ningún valor. Porque en realidad es uno mismo cómo individuo, quién tiene que plantar y decir basta. 

Además, aunque todos en el exilio dejaran de hablar sobre Cuba, publicar sobre Cuba, participar en foros sobre Cuba, dejaran de tuitear sobre Cuba, la dictadura, cómo el dinosaurio de Monterroso, va a seguir ahí. Así que no se puede parar de denunciar el terror conque se vive en nuestro país.

Da igual si el que protesta está dentro de Cuba o fuera de Cuba, el problema es hacerlo porque les aseguro que a la dictadura le jode mucho.

Cuando yo estaba en Cuba me alentaba ver noticias de cubanos en el exilio denunciando al régimen cubano, y ahora que yo estoy en el exilio, lo que menos puedo hacer es seguir alzando la voz y aportando un granito de arena para llenar el vaso que termine de romper a la dictadura más longeva de América.

La libertad de Cuba es responsabilidad de todos. Que no traten de convencerles de lo contrario.