Esparta tuvo a los 300, nosotros tuvimos a los 10 000

 

Por Ariel Maceo


a mis tíos

por ser valientes 



Yo no estuve en Angola. 

Era una bacteria 

un piojo más bien.

Agarrado a los cimientos 

de esta ciudad que aprendía  

a abrir sus piernas de a poquito 

sin comentarios. 


Dos tíos míos estuvieron allá 

cambiaron sonrisas 

trozos de piel

la audición

por un par de medallas.


Yo no estuve en Angola 

en todos lados repetían “eso es para los héroes”

y yo era solo un poco de sangre en un tubo de ensayo 

etiqueta0 positivo

la muestra de que allá 

existían cosas peores que la muerte.

Y de que morir era fácil 



difícil era regresar sin piernas 

ciego

o directo al sanatorio a pudrirse en una habitación

sin nadie que te cubra con una manta

sin nadie que te lea un cuento antes de dormir. 

Pero yo era solo un niño frente al televisor 

junto a los músicos de Bremen 

babeándole las tetas a mi madre.

Y aunque a ratos me lo imagine 

sé que Angola “es para los héroes” 

pero a los héroes no debieron mandarlos a ese lugar 

como al hijo que aquel padre 

entierra todo los días en el patio de su casa 

a la misma hora de siempre 

esa en donde me detengo y le regalo a los 10 000

un minuto de mi silencio.