Un libro contra un país


Ariel Maceo

No seré el gran poeta pero cuando la teniente coronel Kenia se enteró que yo había escrito un poema que se llamaba la mosca y el flan, y que en el poema Cuba era un flan mosqueado al que yo le metía el rabo, Kenia enloqueció. Toda la Seguridad del Estado se volvió loca por mi poema. ¡¿Qué falta de respeto era esa?! preguntaba alterada Kenia en los interrogatorios que le hacía a mis amigos tratando de ponerlos en mi contra. Pero la infeliz nunca lo logró.

Para mi que los agentes de la Seguridad del Estado interpretaron con mi poema que cuando Cuba fuera libre, la democracia se los iba a coger a todos. Por eso viven con tanto miedo a la desobediencia civil.

Lo que sí sé es que me amenazaron muchas veces con la cárcel si no dejaba de escribir. Incluso me tiraron un auto encima atentando contra mi vida. Todo por escribir un poema sobre un flan al que las moscas le metían las paticas llenas de mierda y yo le metía el rabo para refrescarme.

Así de grandes son los complejos que sufren los esbirros de la Seguridad del Estado de Cuba. Esos infelices duermen y se levantan todos los días con el odio acumulado. Por eso persiguen a los poetas como yo, saben que si alguien escribe que le va a meter el rabo a un flan, y la gente lo aplaude, ese tipo es capaz de cualquier cosa. 

Por eso el régimen cubano odia a los poetas, jamás podrían controlarlos. Saben que los poetas somos opositores naturales al totalitarismo. No está en nuestra naturaleza bajar la cabeza ante un sistema tan aberrante como el que existe en Cuba desde hace 66 años. 

Por eso a pesar de que a veces me montaban guardia operativa para no dejarme salir ni a buscar el pan, yo seguí escribiendo y mi poema La mosca y el flan, un texto en contra del Decreto Ley 349 y que tanto jode al PCC, ahora forma parte de un libro que se llama Chúpate mi flan y que logré publicar aquí en Alemania en la editorial Iliada Ediciones del escritor exiliado Amir Valle.

A pesar de las amenazas, de los arrestos, de no dejarme publicar en Cuba y de la persecución por parte de la policía política que sufrí en la Isla, no me detuve ¿así que por qué deberías hacerlo tú?